La solidez del mercado de los
"smartphones" ha animado a la industria móvil a impulsar una nueva
categoría de dispositivo conectado, el reloj inteligente, que de momento se
perfila como un accesorio del teléfono y no como un ente independiente.Desde hace unos meses, la innovación en la industria parece ir asociada a la denominada tecnología "vestible" ("wearables", en inglés), con las gafas de realidad aumentada y los relojes inteligentes como exponentes más visibles. Sony, Samsung o Qualcomm ya han desvelado sus propuestas de "smartwatch".
Sin embargo, la penetración de Internet móvil y de los dispositivos inteligentes han propiciado la emergencia de los "smartwatches".
Mucha expectación había en torno al Galaxy Gear,
la propuesta que Samsung presentó ayer en Berlín.
Se trata de un reloj de muñeca compatible
únicamente con los dipositivos Samsung Galaxy, que lleva incorporada una
pantalla táctil -que no es flexible, como se esperaba- en color de 1,63
pulgadas.
El dispositivo, que saldrá a la venta a finales
de septiembre en varios colores, avisa de las llamadas, los correos y las
alertas, incluye un altavoz que funciona como un manos libres y permite
transcribir mensajes utilizando la voz.
El Galaxy Gear está equipado con una cámara de
1,9 megapíxeles, que hace fotos y graba vídeo, ofrece al usuario el control
musical de sus Galaxy y funciona de podómetro.
Su precio será de 299 euros (394 dólares).
Su precio será de 299 euros (394 dólares).
El fabricante de chips Qualcomm también ha
querido probar suerte en este nicho, en el que entra con Toq: un reloj
compatible con teléfonos Android.
Toq tiene una pantalla táctil en color que
permanece siempre activa y, según el fabricante, su tecnología permite una
visualización óptima incluso en condiciones de alta luminosidad.
El reloj de Qualcomm no tiene botones y permite
contestar o rechazar llamadas, ver mensajes de texto, escuchar música o acceder
a los recordatorios de reuniones.
El fabricante de Toq no ha precisado ni cuándo pondrá a la venta el dispositivo ni a qué precio precio, aunque algunos expertos apuntan a que rondará los 300 dólares (227 euros).
Por su parte, Sony anunció en julio SmartWatch 2, un reloj de 1,6 pulgadas diseñado para servir de segunda pantalla de los dispositivos Android.
Resistente al agua y dotado de NFC, sirve de notificador de mensajes, de gestor de llamadas, actúa como interfaz de aplicaciones Android y también como mando a distancia para el teléfono. Llegará al mercado este mes a un precio de 189 euros (249 dólares).
Y uno de los pioneros fue Pebble, un proyecto que salió adelante gracias a la financiación colectiva en Kickstarter.
El fabricante de Toq no ha precisado ni cuándo pondrá a la venta el dispositivo ni a qué precio precio, aunque algunos expertos apuntan a que rondará los 300 dólares (227 euros).
Por su parte, Sony anunció en julio SmartWatch 2, un reloj de 1,6 pulgadas diseñado para servir de segunda pantalla de los dispositivos Android.
Resistente al agua y dotado de NFC, sirve de notificador de mensajes, de gestor de llamadas, actúa como interfaz de aplicaciones Android y también como mando a distancia para el teléfono. Llegará al mercado este mes a un precio de 189 euros (249 dólares).
Y uno de los pioneros fue Pebble, un proyecto que salió adelante gracias a la financiación colectiva en Kickstarter.
Disponible por 150 dólares (113 euros) y en
varios colores, es compatible vía "bluetooth" con dispositivos
Android y también con el iPhone de Apple y tiene una pantalla en blanco y
negro.
Pebble avisa, mediante vibración, de las
llamadas, correos y mensajes entrantes, ofrece distintas aplicaciones para usos
concretos, como el control de la música o de la distancia y el tiempo recorrido
haciendo deporte.
Durante meses se ha especulado con la posibilidad
de que Apple estuviera desarrollando un iWatch, pero por el momento la compañía
de Cupertino no se ha pronunciado al respecto.
El precio de estos dispositivos y la necesidad de estar conectados con un teléfono inteligente, ya que son complementarios y no sustitutivos de ellos, son elementos que juegan en contra de esta tecnología. Pero, como siempre, es el consumidor quien tiene la última palabra.
El precio de estos dispositivos y la necesidad de estar conectados con un teléfono inteligente, ya que son complementarios y no sustitutivos de ellos, son elementos que juegan en contra de esta tecnología. Pero, como siempre, es el consumidor quien tiene la última palabra.
Fuente: Diario Libre, de EFE

