Mucho antes del advenimiento de internet y de la invención de
Twitter o Facebook, nuestros antepasados ya contaban con redes sociales que les
permitían mantener vínculos con personas a cientos de kilómetros de distancia,
aseguran antropólogos de la
Universidad de Arizona, en Estados Unidos.
Esta conclusión se basa en el análisis de miles de restos de cerámica y
obsidiana elaboradas por comunidades prehispánicas de Arizona y Nuevo México,
que -según dicen los investigadores- demostraron fuertes conexiones entre sí.
Segán afirman, esto sugiere que, lejos de lo que pensaban muchos
arqueólogos, las redes sociales de estas comunidades eran lo suficientemente
sofisticadas como para no limitarse a asentamientos cercanos.
Interacción cultural
El equipo, liderado por la antropóloga Bárbara Mills, se basó en el análisis
de más de 800.000 piezas de cerámica y 4.800 piezas de obsidiana hallados en
700 yacimientos en Arizona y el oeste de Nuevo México.
Los antropólogos descubrieron que existían muchas similitudes en el dibujo
de las piezas de cerámica a pesar de encontrarse a unos 200 kilómetros de
distancia, lo que sugiere que podían mantener relaciones con comunidades
lejanas.
"Bárbara y su grupo son pioneros a la
hora de traer la perspectiva de las redes sociales a la arqueología y las
sociedades antiguas"
Ronald Breiger, experto en redes sociales
"Fabricaban, usaban y descartaban piezas muy similares en grandes
espacios, lo que significa que muchas de sus prácticas diarias eran las
mismas", dijo Mills.
"Esto no se da por casualidad; viene de la interacción, el tipo de
interacción que no sólo es un simple intercambio, sino una relación entre
personas que aprenden cómo usar y descartar distintos tipos de cerámica".
Según expresó Mills, esta idea sorprendió mucho al equipo, ya que estos
grupos sólo contaban con sus pies para caminar y conectarse con otras
comunidades.
Pero el análisis de las piezas permitió a los investigadores identificar una
fuerte dinámica entre nodos sociales (individuos, hogares y asentamientos).
"Estábamos al tanto de los cambios demográficos, dónde vivía la gente y
dónde emigraban, pero no sabíamos cómo cambiaban las redes sociales",
observó la antropóloga.
Nueva perspectiva arqueológica
Mills afirmó que lo que descubrieron de estas interacciones es que existía
una fuerte red social entre las comunidades sureñas de la región bajo estudio,
pero que terminó colapsando. Mientras que las comunidades del norte tenían una
estructura de vínculos más fragmentada, que se perpetuó en el tiempo.
La arqueología está empezando a dar importancia al análisis de
las redes sociales de nuestros ancestros.
"Hay ciclos de crecimiento y colapso de las redes sociales cuando las
analizamos en el transcurso de los siglos. Los mundos más conectados pueden
volverse más fragmentados", observó.
Ronald Breiger, colaborador de Mills y experto en análisis de redes
sociales, añadió que el análisis de los vínculos podría tener importantes
implicaciones a la hora de entender la vida de nuestros antepasados.
"Bárbara y su grupo son pioneros a la hora de traer la perspectiva de
las redes sociales a la arqueología y las sociedades antiguas", explicó
Breiger.
"Unir el análisis espacial y de redes sociales al uso de objetos para
hablar de su cultura es la dirección a la que, veo, se dirige el análisis de
las redes sociales".
El trabajo fue publicado en la revista especializada Proceedings of the
National Academy of Sciences.
Fuente: BBCmundo.

